domingo, 11 de mayo de 2014

Woodstock a la australiana

Una de las primeras cosas que hice cuando me confirmaron el viaje a estos pagos fue fijarme a que recitales podía asistir. Así fue como hallé este festival al que asistí el viernes santo último en la pequeña localidad de Byron Bay. Este pueblito al sur de Brisbane, es un reducto hippie al mejor estilo El Bolsón, donde vive gente en comunidad con la tierra y todo lo que eso implica. Si los australianos en general son muy personajes, imagínense a los hippies.
El Bluesfest se realiza todos los años en esta época, siempre en el mismo lugar desde hace 25 años ya. Empezó como una cosa chiquita y ahora es un evento que congrega a decenas de miles de personas durante cinco días. Empieza un jueves y termina el lunes. Cabe aclarar que la semana santa australiana, Easter, los días feriados son el viernes santo y el lunes “Easter Monday”. Entre esos días, gran parte de los asistentes acampan en el mismo lugar, en un sector muy amplio y preparado para recibir a semejante cantidad de gente. Hago un paréntesis para comentar brevemente algo que me llamó mucho la atención y es que a los australianos les encanta acampar, ya sea en carpas como en casa rodantes y motorhomes. Todo el tiempo uno se cruza en las rutas y caminos con gran variedad de estos dos últimos, desde un modestito tráiler hasta súper camiones convertidos en casa. Cada ciudad o pueblo cuenta con al menos un “Caravan Park” que es básicamente un camping pero adonde cuentan con todas las comodidades como sanitarios y duchas, lavaderos para la ropa, conexión a la electricidad y agua, eliminación de los residuos y demás.
El listado de artistas era muy seductor pero había que decidirse por uno sólo de los días ya que la entrada era bastante saladita. El día elegido fue el viernes, cómo dije anteriormente, ya que tenía la mayor cantidad de artistas que quería ver. La página web del Bluesfest ofrecía la posibilidad de contactarse con otras personas que asistían para compartir el viaje, uno se anotaba ya sea como pasajero o como conductor, de donde salía y a que hora y de esa manera el sistema los contactaba. Yo hice la prueba pero finalmente no pude arreglar con nadie, asi que viaje sólo en el Gusmóvil. Salí temprano desde Noosa con la idea de estar cerca de las 13 horas en Byron Bay, distante a un poco mas de 300 kms pero sabiendo que tenía que pasar previamente por Coolangatta, en la Gold Coast porque había reservado una cama en un hostel. Si bien el hostel estaba a unos 60 kms del recital, fue lo más cercano que encontré, ya que como se imaginarán, estaba saturada la capacidad hotelera de los alrededores. El viaje fue por demás tranquilo, el recorrido era todo por autopistas y tenía que atravesar Brisbane. Consulté previamente a mis compañeros de trabajo cómo era el tema de los peajes porque sabía que en Brisbane había uno que debería pagar y no quería ir improvisado. El asunto con los peajes, al menos ése en particular, es así. Si vos sos usuario regular comprás un dispositivo igual que el telepeaje argentino y cada pasada se te descuenta de la cuenta bancaria, hasta ahí era algo conocido. Para los usuarios ocasionales no es que pasás por una casilla con barrera adonde pagás y listo sino que tenés que entrar en una página web previamente o hasta tres días después que pasaste por el lugar en cuestión e ingresás el número de patente y los datos de tu cuenta bancaria. Entonces después se te descuenta directamente de la cuenta del banco. Si uno no hace esto no pasa nada, solamente le llega al domicilio del dueño del auto el importe a pagar con un recargo (unos 15 dólares) por no haber ingresado los datos en la web. Con estas cosas uno no puede no pagar, si pasa el vencimiento y después de un tiempo no pagás, los tipos averiguan tu cuenta bancaria y te lo descuentan, así nomás. En el lugar, era un puente que cruza Brisbane River no hay casillas ni barreras, sólo hay unos arcos enormes con cámaras que detectan las patentes y hacen todo el chequeo. Uno se da cuenta que eso es un peaje solamente porque hay varios carteles que te avisan que tenes que entrar a la página web y pagar tal como lo expliqué.
Otra curiosidad de las autopistas y acá perdonen mi ignorancia porque seguramente esto existe también en otras partes del mundo, pero para mí fue novedoso. Es una cosa extremadamente simple pero práctica a la vez. Todas las bajadas de la autopista, además de decirte a donde conducen, están numeradas en forma correlativa. Y acá seguramente los lectores se desilusionen un poco y hasta tal vez larguen un “por esa pelotudez tanta introducción?” pensando que iba a contar acerca de algo super tecnológico y novedoso, pero es que me llamó la atención por lo práctico que es. Cuando uno tiene que manejarse por lugares que no conoce y te dicen –Agarrá la Panamericana y bajate en San Justo -, vas mirando los carteles con miedo de errarle y por ahí te distraés con un corredor de fórmula 1 que en un Audi viene pasando a 180 km/h en zigzag, no miraste el cartel correspondiente y te pasaste. Y para peor de todo, no sabés que te pasaste. Díganme ahora que no es práctico saber que tenés que bajarte en la salida 128 entonces hasta la 126 vas tranquilo escuchando la radio, a la 127 te empezás a tirar para el carril lento y a la 128 te bajás. Y si llegaste a la 129 sabés que te pasaste! La magia de los números y su correlatividad!
Llegué al lugar del recital, que estaba cerquita de la autopista y todo muy bien señalizado. El estacionamiento, realmente enorme, tenía las calles con mejorado, era gratis y no había trapitos. La entrada la había sacado por internet y con sólo imprimir el comprobante adonde figuraba mi nombre bastaba para entrar. En el primer retén muestro el papel y me ponen la pulsera correspondiente al pase de un día. Todo sin hacer cola, la gente sonriendo y trato amable. El segundo retén te revisaba la mochila porque estaba prohibido ingresar con alcohol y/o botellas de vidrio. Pero agua, comida y hasta el mate podría haber ingresado! Como dice mi hermano José: en los recitales (en Argentina) podés entrar con un cuchillo escondido pero la botellita de agua la tenés que dejar afuera y eso no se negocia.
Y ya estaba adentro! Un predio enorme con puestos de comida muy variados, merchandising, cosas hippies, causas benéficas y hasta masajes. Adentro podías comprar alcohol en latitas en lugares especialmente dedicados. Los diferentes escenarios estaban adentro de unas carpas tipo circo de diferentes tamaños. Las tres principales eran muy grandes. La parte central de cada uno era para estar parado o sentado en el césped y los costados había sillas de plástico. Mucha gente se había llevado su propia silla plegable, que iban trasladando entre los escenarios de acuerdo al show que querían ver.
Una cosa interesante fue que las edades de la gente era muy variada, había tantos jóvenes como viejos y todos conviviendo sin problemas. Hasta había familias con niños pequeños, algunos en unos carritos bien equipados y los nenes con protector auditivo. Uno podía mirar los shows parado, si querías estar cerquita del escenario o te sentabas en las sillas de plástico o directamente en el pasto. Me descargué una aplicación del Bluesfest en el teléfono en la cual marcabas los artistas que querías ver y el teléfono te iba avisando cuando estaba por empezar cada uno y donde.
Al principio estaban los menos conocidos así que fui recorriendo para conocer. En uno había un grupo llamado The Beards (Las Barbas) que me hicieron divertir mucho, además de que sonaban muy bien y las canciones son buenas. Todas las letras son acerca de la barba, con nombres como “If Your Dad Doesn't Have a Beard, You've Got Two Mums” (Si tu papá no tiene barba, tenés dos mamás) o “Why Having a Beard is Better Than Having a Woman” (Por qué tener barba es mejor que tener una mujer”). El cantante es igual al gordito de “Qué Pasó Anoche?” pero canta y se mueve por el escenario como Jack Black, sin dudas una mezcla más que interesante.
Después pude ver a Suzanne Vega, Beth Hart, Doobie Brothers, Gary Clark Jr., a la diosa de Joss Stone, The Wailers, la leyenda Buddy Guy, al chapa mal igual que el padre Seun Kuti & Egypt 80 (hijo de Fela Kuti) y cerró con un excelente show de Jack Johnson.
La salida fue muy ordenada, con gente de la organización ayudando para que los autos puedan salir directamente a la autopista sin ningún tipo de problema ni demora.

Me queda en la memoria la cantidad de personajes que me encontré deambulando a los que me gustaría haber fotografiado pero soy muy fiaca para eso, espero poder cambiar eso en el futuro para poder compartir la vivencia con fotos además del relato.